El patrimonio arquitectónico de nuestras ciudades

La casa de la foto siempre me ha gustado, aunque viendo su estado imagino que es difícil comprender el por qué. Quizá la siguiente fotografía ayude un poco:

Así es como la he conocido de siempre. En los últimos años se ha derrumbado parcialmente la galería superior y han tenido que macizar los huecos para evitar que se acabara de caer. Lo que me gusta de esta casa son precisamente sus galerías: me las imagino tal como serían en sus mejores tiempos, fresquitas en verano, como un agradable espacio de transición entre la vivienda y el jardín.

Esta casa está incluida en el catálogo de patrimonio arquitectónico de Rubi, al que, por cierto, pertenece la segunda fotografía (http://www.rubi.cat/perfil/rubi/recursos/recursos/fitxes_patrimoni_arquitect_nic.pdf, ficha P21). El catálogo establece para ella un nivel de protección parcial que supone que el propietario tiene el deber de llevar a cabo tareas de conservación, consolidación y restauración del edificio, aunque es evidente que no está cumpliendo con sus obligaciones.

Los edificios catalogados pueden convertirse en un quebradero de cabeza para sus propietarios, que no pueden intervenir libremente en ellos, sino que deben atenerse a lo que disponga el Plan Especial correspondiente. Si no cuentan con los medios económicos y/o la sensibilidad suficientes el edificio protegido puede recibir un tratamiento inadecuado y acabar perdiendo sus valores.

Por otro lado, el papel de los ayuntamientos como encargados de proteger el patrimonio arquitectónico local tampoco es fácil. Ante el incumplimiento de la normativa pueden instar al propietario a que lleve a cabo las obras necesarias y, si éste no lo hace, ejecutarlas de manera subsidiaria. Estos procedimientos son complejos y pueden requerir una inversión económica importante, que no todos los ayuntamientos pueden acometer.

El patrimonio nos habla del pasado de nuestras ciudades, que también es el nuestro. Además de sus valores culturales, históricos, artísticos, tiene un componente sentimental que nos recuerda que estamos en casa. Todos debemos protegerlo en la medida que nos sea posible.