Cuando en 1994 Chillida eligió la montaña de Tindaya para construir en su interior una de sus obras de arte, no podía imaginar todos los problemas que surgirían después y que no permitirían, hasta la fecha, ejecutarla.
Su proyecto consistía en una escultura por la tolerancia, que conectaba a los hombres con la naturaleza: el mar, el sol y la luna. El escultor pretendía crear una cámara cúbica de 50 metros de lado en el interior de una montaña. Este espacio estaría situado a 50 metros de la superficie, conectado con el exterior mediante tres túneles, dos de ellos verticales, por donde entraría la luz del sol y la luna, y un tercero horizontal de 200 metros de longitud y sección cuadrada de 15 metros de lado, que además de servir de acceso permitiría observar el mar desde el interior. La escultura no incluía más materiales que los propios de la montaña, que debía ser horadada a pico.
Fuente: La Razón |
La simbología de la obra, las sensaciones que provocaría en el visitante: pequeñez, soledad... los cambios en la luz a lo largo del día y de la noche, la belleza natural de la piedra, hacen que el proyecto sea espectacular, pero... Chillida eligió Tindaya.
Tindaya, situada en Fuerteventura, era una montaña sagrada para los majos, los antiguos habitantes de la isla. Está formada por rocas traquíticas de gran valor geológico y ornamental que eran extraídas de una cantera hasta que la montaña se declaró Bien de Interés Cultural por sus valores arqueológicos y naturales: en ella se pueden encontrar más de doscientos grabados podomorfos, realizados por los aborígenes, y especies animales y vegetales amenazadas.
Podomorfos. Fuente: Canarias 24 horas |
La voluntad del artista era proteger la montaña: la actuación no debía ser visible desde el exterior y prohibía la alteración del paisaje circundante en un radio de unos 5 Km. Sin embargo, recibió las quejas de geólogos, arqueólogos y ecologistas, que dudaban sobre cómo afectaría la escultura a los valores protegidos de la montaña. Durante años el proyecto ha estado parado por la oposición de estos colectivos y por problemas judiciales relativos a la propiedad de la explotación minera. Además, los diferentes informes técnicos realizados durante este tiempo son contradictorios: algunos avalan la ejecución de la obra, mientras que otros apuntan la necesidad de reducir las dimensiones de la cámara interior y de una estructura complementaria que soporte el peso de la montaña.
Finalmente, tras mantener conversaciones con la familia del artista, fallecido en 2002, el gobierno canario parece decidido a realizar la escultura, de acuerdo con los deseos de Chillida. Sin embargo ¿merece la pena ejecutarla, sabiendo los daños que puede producir la obra a la montaña?, y ¿aún conservaría el espíritu original de la escultura, al introducir elementos ajenos a los naturales?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario